Kento se muda a un nuevo lugar para vivir, pero que todavía no está acondicionado y no tiene calefacción. Muerto de frío, es salvado por su vecino Soushi, un amante del metal, siempre vestido de negro, con el pelo largo y cara de malas pulgas. Aunque parece algo distante, parece que Soushi esconde algo más de lo que su aspecto dice.
A partir de ese día, los dos se hacen amigos y empiezan a comer juntos día tras día durante un año. Kento no le dice nunca que es gay porque tiene miedo de estropear la relación entre ellos, pero, ¿será capaz de esconder sus sentimientos?
La obra de Mamita nos trae una historia sencilla y tierna, donde priman los sentimientos y la lucha contra la ansiedad social, con un dibujo que ya desde la portada consigue llamar poderosamente la atención.